Analizando el Capítulo VI “Aparece Pepito Grillo” del libro Ética para Amador

Primeramente, les comento que desde muy joven no comparto con ser imbécil, ni acepto que puede ser un modo de vida aceptable, y ahora, a estas altura de mi edad mucho menos. Con la lectura de este libro comprendo que hay que ser bien imbécil para admitir o consentir a los imbéciles. Las cualidades por el cual éstos se fundamentan me recuerda a muchos personajes de la novela venezolana “Por estas calles”, principalmente el papel Eudomar Santos, protagonizado por el actor Franklin Virgüez. Señalo una de sus frases celebres en esta novela como lo era: “como vaya viniendo la vamos viendo” que hizo eco en pequeños y grandes. A esto, la juventud del momento lo captó como un mensaje al subconsciente sin darse cuenta, adoptándola como una forma de vida. En esa época (1992-1996) se obtuvo un elevado índice de adolescentes que no culminaron sus estudios primarios, ni el básico y por ende no alcanzaron sus estudios superiores. También condujo a más violencia traducida en agresiones, mensajes contrarios a la institución familiar, divorcios, abortos, infidelidad, triángulos amorosos, entre otros, en pocas palabras, creció la delincuencia. Por eso, desde ahí hasta la actualidad nos encontramos con imbéciles, dejándose llevar por programas de la TV, creados por imbéciles, principalmente, las novelas.

Sobre el debate en clases respecto a la lectura del libro, oí con atención las opiniones de mis compañeros –por cierto, me quedé para última y no di mi opinión, estaba entumida– ahora comparto estas líneas con ustedes.

Como mencioné anteriormente, he diferido con esta cualidad y para no ponerme barreras o asperezas hacia los demás –aún veo cada imbecilidad humana– continúo haciéndome la loca. Pero ahora, con esta herramienta –el libro– en mis manos podré aconsejarles y decirles que hay ganarse la buena vida con virtud, esfuerzo y coraje. El que así lo hace, es el que es realmente consciente de ser libre, o sea, tenemos que alimentar la conciencia.